Inmune e impune no para nunca de disparar bocanadas de odio.
Con la impunidad que le da la cobertura mediática de la NO REPREGUNTA del grupo Clarín, dispara a mansalva contra cualquiera, opina sin otro fundamento que tener la lengua suelta y usarla para los demás.
Es algo así como la réplica de la lengua karateca de Moria Casán en los programas de chimentos, pero aplicada a la política.
La eterna legisladora que se jacta de ser la fiscal de la República, la guardiana de la democracia, no dejó reelección por pasar, pero levanta el dedo acusador contra los que quieren perpetuarse. Es decir, no se mira al ombligo.
No se priva de nada, va desde los dichos disparatados como "el envenenamiento de las vacunas" hasta la indecorosa acusación del compañero De La Sota después de muerto. Nada más nefasto y repugnante que atacar falsamente a quien no puede defenderse.
No conoce la construcción política desde lo positivo sino desde la destrucción del otro y muchas veces hasta de su propia ingeniería.
Denunciadora empedernida. Cabe preguntarse ante el manejo irresponsable de su militancia anti vacuna y ahora que la obviedad de sus afirmaciones es falsa, ahora que los científicos la dejaron desnuda: ¿Nos mintió siempre? ¿sus falsedades son permanentes?
Lo que si hay que reconocerle es su capacidad para armar FRACASOS: fue cofundadora de la ALIANZA Y DE JUNTOS PARA EL CAMBIO.
Verborrágica y brillante oradora, de un extenso vocabulario, maneja miles de vocablos, pero hay una palabra que no está es su diccionario: PERDÓN.