Vale aclarar de entrada que esta columna semanal de cuatro párrafos (salvo algunas excepciones en las que se merece ampliar conceptos) no está referida al mundo del deporte. No va a hacer alusión en ningún momento al Fútbol 5 de Futsal donde Daniel “el pichichi” Scioli es dueño y jugador de un equipo denominado La Ñata.
Tiene que ver con el desembarco del ex gobernador peronista, diputado nacional por el peronismo, funcionario por el peronismo, vicepresidente de la nación por el peronismo, candidato a presidente por el peronismo, ministro por el peronismo embajador por el peronismo, al gobierno libertario…al cual bien le vale la expresión tan bien utilizada que ni Judas se animó a tanto.
Sin sonrojarse en cuestión de horas pasó a ser un flamante libertario, y sin sonrojarse ni bien asumió su nuevo cargo como ministro de Turismo, Deportes y Ambiente declaró y se preguntó ante los medios de comunicación “¿Está mal querer ayudar?”…
Sí, Scioli, como no va a estar mal querer ayudar a un gobierno que pregona y lleva ideas a la práctica totalmente diferentes a las del espacio político en el que desempeñaste funciones hasta el día 10 de diciembre. Cómo va a estar bien apoyar a un gobierno que propicia un ajuste tan feroz sobre las clases medias, los sectores más humildes y vulnerables del país. Un ajuste tan brutal que hasta el FMI está sorprendido.
Pero en fin, como si se tratara del mercado de pases que habitualmente se da en el fútbol donde lo que se prioriza es la oportunidad de obtener un millonario contrato, el pichichi sin consultarle a su representante (en este caso el pueblo) se nos vendió, imagino, por miles de razones…