Scioli hoy festeja el día del bombero, mañana el día del fuego

Increíblemente que 9 años después terminemos dándole la razón a Macri quien durante el debate 2015 preguntó: ¿en qué te convertiste, Daniel?

Con fe y esperanza, Scioli, el inoxidable camaleón de la política vernácula, va siempre en ayuda del vencedor.

Pasa de la marchita peronista a pedir el Nobel para Milei sin ponerse colorado.
Hay que estudiarlo en la Academia de Medicina, nació sin el sentido de la vergüenza.

Acomodaticio y versátil como ninguno, vivió de la política (y del padre) desde siempre, fue menemista, duhaldista, kirchnerista, albertista, y hasta massista.

Se parece a esos espías de las películas de Hollywood donde el tipo tiene que rajarse de apuro. Abre un armario, que siempre está en alguna estación de trenes, saca varios pasaportes y, de acuerdo a la necesidad, toma uno. Así es Daniel.

La Real Academia debería agregarle a la definición de casta: Scioli.

Se arrodilló al lado de la mamá de Candela cuando encontraron su cadáver, lloró, se acongojó sin reparar que la responsabilidad de cuidarla era de él mismo como gobernador. Ni Darín lo hubiese actuado mejor.

Ese paupérrimo papel a cualquier político lo hubiese sepultado, pero el tipo siempre tiene a “mano” la historia de la suya, se pone en víctima.

De amianto dice con la misma cara feliz cumpleaños que murió mamá.

Corrió en la lancha una categoría que desapareció cuando dejó de hacerlo. Todo ello con la complicidad de Canal 9 y un periodista que ya murió: Moltoni.

Siempre igual, poniéndola en los medios, ayer en C5N y hoy abonado en La Nación.

Campeonatos a medidas auspiciados por YPF (o sea otra vez apalancado en el Estado) al que supongo ahora detesta.

Ya le sacó bastante jugo a esa teta.

Reconoció a la hija cuando saltó la noticia y en campaña, amor por necesidad. Y se separó de Karina al otro día que, por suerte, perdió las elecciones a Presidente. Una joyita.

No nos hagamos ilusiones, hay Dani para rato.

Es genial ver a Bullrich y Scioli juntos en una misma imagen: la casta femenina y la casta masculina, para todos y todas. Difícil de determinar cuál es el más casta. Si tiramos la moneda cae de canto.

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