El presidente Milei se asemeja al chico más revoltoso de la clase. El pibe llega a casa todos los días “despeinado” y con el guardapolvos cada vez más roto.
Se pelea con todos, con propios y ajenos, con Posse su mejor amigo durante 18 años, con los otros del salón, los radicales, con ellos es más fácil, son los sujetos pasivos de bullying permanente por su extraordinaria vocación de sumisión. Además fácil de reconciliar, un par de pucheritos y nada que no se pueda arreglar con un par de fotocopiadoras más en la UBA.
Se agarra a las piñas con los de otro colegio, putea a los españoles, brasileños, bolivianos y hasta cuando pasa por el super chino de la vuelta del cole también los agrede: chau chino comunista . Eso sí, a los pocos días vuelve a pedirle fiado .
Se enoja hasta con los padres.
Con la única que no se enemista es con la hermana, porque no le revisa el cuaderno y es la que le hace los deberes.
Claro todo va bien mientras el boletín muestra excelentes calificaciones, pero cuando las notas empiezan a bajar, cuando los números son pésimos, la desocupación sube del 5 al casi 8, el consumo baja a niveles de la pandemia, el índice de ventas de cemento arroja saldo negativo de más de 30, los shopping caen 20 y podemos seguir enumerando, cuándo del 8 pasamos al 4 y camino a no promocionar una sola materia, ahí la cosa cambia .
El Tio Mauricio, que tiene la habilidad de caminar bajo el agua sin mojarse, le empieza a sacar el banquito y amenazar desde la reposera en la Costa del Sol (eso sí los golpistas siempre son los peronchos).
Por su parte la tía Pato se aferra a los caminos de la libertad con la firme convicción de una perenne ideología: siempre ir en ayuda del vencedor.
Pasó de la vida de Mauri a la vida de Javi en seis meses, todo un récord, eso antes le llevaba un par de años.
No hay caso nada como la experiencia.
Los hijos del General andan por ahí viendo cómo se concilian entre ellos, como las cuñadas un par de días después de la cena de navidad cuando se dan cuenta que se dijeron que estaban más gordas que la del
año qué pasó.
Mientras tanto el pibe revoltoso no puede acomodar el barco, que solo se sostiene por la esperanza intacta de parte del electorado que se aferra como Di Caprio al témpano.
El silbato suena, hasta “el mejor economista de todos los tiempos” según el propio Presidente pita.
De la fiesta que decían que había que pagar le mandan la factura a los jubilados y los laburantes.
Las nuevas, la de los viajes de egresados del pibe, los contratos de sus amigos Adorni y la nena mimada Petrovello quedan pendientes.
La fiesta empieza a cansar, el pibe no está bien como para manejar, sus amigos tienen miedo, Mauri lo olfatea.
Él se encapricha y quiere manejar, pero las ratas del congreso que saben cómo moverse por las alcantarillas, en un acto de deber institucional empiezan a buscar el CONDUCTOR ASIGNADO, podés chocar el auto pero no se permite la destrucción total, la póliza no lo cubre.
El tema es que no saben a quién elegir, quien tiene los papeles en regla para subir en el carro a peronistas, macristas, radicales (con ellos no hay drama le abrís la puerta y suben solitos) lilitos y los pocos zurdos que quedan . Tiene que ser alguien que los conozca a todos. NO, NO VALEN NI SCIOLI NI BULLRICH, estos los chocaron sobrios.
Yo le pondría una ficha a Pichetto.