Había una vez una tía llamada Cristina, para algunos “la capitana”, “la protectora de los pobres”, “la abanderada de los humildes”… Ahh no, me equivoqué, esa es de otra historia, pero de la misma editorial: El Peronismo. Volvamos.
La tía Cristina, para algunos amada y para otros (cuanto más cerca de la Recoleta), “la yegua”, enfureció a los periodistas porque les hablaba desde un atril con una retórica impecable, sin un solo papel donde apoyarse, sin el uso de lenguaje soez.
Les molesta el timbre de voz, el “todas y todos”, paradójicamente usado por la imitadora que fue en su paso fugaz primera dama para popularizarse y luego darle más popularidad (valga la redundancia) al postulante a Premio Nobel.
La tía abusaba de las cadenas nacionales para poder estar en las pantalla de TN y así que la gente se informara de primera mano, sin los Nelson Castro, Wiñasky y Lanata que “interpreten” sus dichos.
Las señoras ofuscadas hicieron una marcha con cacerolas en mano porque una de esas cadenas estaba en el horario central de las 21 (mala seguro, boluda nunca) interrumpiendo la novela turca que era furor en 2015.
De hecho, en plena campaña electoral Macri dijo “el reflejo de los abusos se acaban el 10 de diciembre, no voy a abusar de las cadenas, NO VOY A INTERRUMPIR LA NOVELA” (Sic).
La idiotez viene añeja como el vino, no es nueva parece.
La tía reinó 8 años con la corona y luego se la prestó a un paje, que la entregó toda abollada.
Las cosas de valor no se prestan a cualquiera.
Un día como ella misma vaticinó, SE CONVIRTIÓ EN CALABAZA, convengamos que no erró un pronóstico, es mejor que los del tiempo, que nos tienen aburridos de salir con paraguas cuando en todo el día no cruzó una nube.
Y apareció el tío, un panelista sin peluquero aparente, con un discurso básico: chau casta, hola dólares, y como acá el verde es el color esperanza, quien no prefiere un Jorge a un Domingo Faustino. Salvo Caputo que dice que el peso será la moneda fuerte, seguro el tipo ahorra en moneda nacional. Si no fuese ministro de economía y que ya llegara, la gente le creería, pero por las dudas siguen con los Washington y no con los Sarmientos dentro de la media, en el bolsillo del saco dentro del placard.
El tío utiliza términos como excrementos, ratas, inmundos, basuras.
Usa los atriles para pelearse con todo país que se le cruce en su afán de ser líder mundial, Argentina me queda chica o demasiado grande depende de la óptica con que se mire.
No sólo lee sino que lo hace muy mal, balbucea.
Elabora teorías económicas que parecen hechas con Inteligencia Artificial.
El tío es impiadoso con los jubilados y con los suyos, ya rajó a más de 60 funcionarios. Ahora se entiende lo de sacar la indemnizaciones laborales, imaginemos si tuviese que pasar por el Seclo.
El tío viaja con la nuestra esta como de viaje de egresados con la hermana, Barilo que lindo es Bariloche.
Los que se horrorizaban por la falta de democracia, libertad de expresión y república, lo entrevistan sin repreguntas. TN con los mismos arietes nombrados ut supra, ahora festejan envalentonados por la nueva adquisición, nominado al Martín Fierro de Oro al arrastrado del año: Viale.
El tío se jacta de ser un topo que viene a destruir el Estado del cual es el Jefe ante el aplauso de muchos.
Raro, ¿no? Como si Pagani contratara como Gerente General de Arcor a un tipo que detesta las golosinas y que diga que son perjudiciales para la salud.
Como si el Gerente del Frigorífico La Anónima fuese vegetariano.
Eso sí, quedémonos tranquilos, NADIE INTERRUMPE LA NOVELA TURCA.