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Ángela Torres contó cómo eran las peleas con Gloria Carrá que la llevaron a vivir sola a los 16 años

Ángela Torres es una actriz y cantante argentina de 25 años, que nació siendo famosa, teniendo en cuenta que viene de una familia de artistas, su mamá, Gloria Carrá, una actriz emblemática del país, y su tío, Diego Torres, un cantante con fama en toda Latinoamérica. De todas maneras, desde niña, ella construyó su propia carrera.

Entre 2014 y 2015, cuando Ángela Torres tenía 16 años, dio su gran salto a la fama, primero, por su participación en el reality “Tu cara me suena”, y luego, por su papel en la telenovela, “Esperanza mía”. A esa edad, la joven decidió mudarse sola porque le quedaba más cerca de su trabajo, vivir en Capital Federal y porque no tenía la mejor relación con su mamá, Gloria Carrá.

Tras casi 10 años, Ángela Torres contó en una entrevista con Infobae que se encuentra arrepentida de haberse mudado tan joven. “Ahora me empecé a dar cuenta de cómo quemé etapas. Donde más flashé, fue que me fui a vivir sola a los 16 años. Estaba loca”, comenzó.

Frente a esto, argumentó: “Mi mamá vive en zona norte y yo estaba trabajando mucho, haciendo muchos proyectos a la vez por el centro. Yo, a los 16 años, hacía todo sola, estaba en la mía, y no me quedaba cómodo. No tenía sentido para mí hacer una hora de viaje sin tener auto”.

La relación de Ángela Torres con su mamá, Gloria Carrá

De todas maneras, Ángela comentó que ese no fue el único motivo, sino que también influyó que no tenía la mejor relación con su mamá, Gloria Carrá. “No me llevaba bien con mi mamá. Le dije: ‘Hasta acá, mamá. Me voy, soy independiente, trabajo hace un montón, me voy a vivir sola”, explicó la joven cantante.

Finalmente, habló de la relación que tenía con su mamá: “Como toda adolescente con su madre. Yo hablo de esto sin vergüenza y sin miedo porque siento que es lo más normal del mundo. Con mi mamá nos matábamos, nos costó mucho entendernos”.

Frente a esto, Ángela contó cómo es su relación actualmente con su madre: “Yo, hoy la veo a mi vieja y me veo re parecida a ella. Somos amigas hoy, nos entendemos. Estamos todavía sanando y pudimos sanar un montón de cosas: haciendo terapia individualmente, y sincerándonos, teniendo esas conversaciones incómodas, pero necesarias para seguir adelante y dar vuelta la página”.

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