Los argentinos de bien, como el propio Milei que encontró un nuevo amor, Yuyito, tienen también uno: el déficit cero.

Sorprende ver cómo la historia cultural, social y política rica en luchas y logros queda subsumida a la pobreza económica.

Un despropósito de un nuevo relato que entró como piñas incluso en quienes jamás supieron lo que es un presupuesto.

Resulta llamativo escuchar a Doña Rosa, escoba en mano, hablar con Doña Marta cuando sale a barrer la vereda sobre las bondades del déficit cero mientras se acomoda un rulero.

Como si de Gardel y Lepera hasta acá no hubiese existido otra cosa más que ajustar.

De pronto desaparecieron 5 premios Nóbeles, todos salidos de las universidades públicas, hoy víctimas del bendito déficit cero. Ni Maradona, Messi o Di Maria salieron de clubes de barrios a los que ahora se pretende que ingrese “el Dios Mercado”. 3 estrellas…

El río más ancho, la calle más larga, las minas más lindas, el dulce de leche, alpargatas y libros, Borges, Cortazar y María Elena Walsh.

El gran colectivo, los dibujos animados, el tiro al pecho de Favaloro (por culpa del ajuste y el déficit)... LA ARGENTINIDAD AL PALO.

Evita y Perón.

Criollos, judios, tanos, polacos, turcos, gallegos, rubios y cabecitas negras…

Un papa en Roma qué resiste del déficit.

Todo invisibilizados menos el mercado, los bonos y el riesgo país, puesto por los que viven en Wall Street, sin percatarse del riesgo de vivir en Eva Perón Street en la Matanza.

Muchos Chicago Boys mirando al Norte y pocas Eladia Blazquez con el corazón mirando al Sur.

Enamorados del déficit cero que empieza a desmoronarse porque pareciera darse la publicidad de Telekino … Y ESTA SEMANA TE TOCA A VOS.

No me importaba que les roben a los jubilados, hasta que vi a mi abuela sin poder comprar medicamentos y bajo fuego de gases de la mano de la reina indiscutible de la casta, Pato.

No me importan las universidades porque yo ya pase por ellas, no tengo hijos o los míos van a la privada.

Chau obra pública, al fin y al cabo son los contratistas del Estado corruptos y unos pocos trasversales a todos los gobiernos, pero puteo porque las rutas son intransitables y cuando caigo en desgracia pido un turno como sea, llamando a la casta , para el hospital de alta complejidad del cruce, en Varela.

No le entreguen mercaderías a los comedores, yo como en casa y las 4 comidas, hasta que veo como entran los narcos a reclutar soldaditos y nos horrorizan del amarillismo de Crónica mostrando los hechos violentos.

En definitiva cuando es del vecino el problema me duele menos. Pero cuando las balas pican cerca la cosa cambia.

Hay una adhesión abstracta al déficit cero de quienes apoyan al gobierno, pero empiezan a notar el agotamiento de bolsillos flacos, el canuto que paradójicamente ahorraron en épocas de déficit se empieza a achicar como las remeras de algodón lavadas con agua caliente, mientras se agrandan las tarifas, el boleto y el morfi. Parecen un globo inflado con helio al que se le suelta el hilo, por las nubes.

Empiezan a caer en las encuestas el amor por el déficit a medida que entendemos de qué se trata y que nos afectan en forma directa.

No hay caso, los refranes populares se imponen: después de todo, NADIE MEZQUINA SALMUERA CUANDO ES DE OTRO LOMO EL TAJO y al final es cierto, EL ÚNICO QUE SE RASCA PARA AFUERA ES EL PERRO.

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