Dicen que la mentira tiene patas cortas o será que el atril es bajo.

De todos modos prefiero que en la lógica de su relato nos llene de falsedades a sabiendas a que esté fuera de toda realidad.

Milei: los pobres vamos a las universidades.

¿Sabés cómo lo sé?

Porque yo fui y lo subrayo porque también fue mi hermana.

Porque lo hice viviendo en la Casa de Salto, compartí horas de estudios con los de la Casa de Chacabuco, de Azul o de cualquier pueblo de la provincia de Buenos Aires. Casas para pobres que bancan nuestras comunidades.

Porque veo a mi vecina, Alicia, que sola con su alma mandó a sus dos hijas laburando todo el día para hacer una encomienda con Milanesas (la de los pobres no las que te hace el cocinero de Olivos para que comas con el millonario de Macri).

De lejos no se ve…

Porque sé de la preocupación de mi otra vecina Nancy, que sufre todo el tiempo porque su nieto termina la secundaria y no sabe cómo hará para mandarlo a la Facu.

Ambas sueñan con ser la primera profesional en la familia.

Se que van los hijos de los pobres porque veo como saltan los molinetes de subte con carpetas y libros, porque les subiste el boleto y no se bajan en la UCA o la Barcelo.

Lo sé porque estuve en la Universidad de Lanús, La Pampa, Chilecito, Azul, Catamarca, Junín, La Plata, Río Negro, La Rioja, Tandil y muchas más por mi laburo de abogado, sí Abogado, para Osfatun (la Obra Social del Personal NO DOCENTE de las Universidades Nacionales) y vi como comen en los comedores abaratando los costos.

Lo sé porque muchos no tienen obra social, van en bici o a pata.

Lo sé porque conozco muchos hijos e hijas de empleados municipales con salarios de precarizados, como fue mi vieja, que son profesionales o lo van a ser.

Lo sé porque vi el sacrificio de mi viejo semanas enteras arriba de un camión, porque no era planero, como seguro descalificas junto a los que no sabrán jamás lo que es la pobreza, allá ellos.

Y también lo sé porque van planeros, como querés que dejen de serlo.

Lo sé porque vi en los actos de recibidas la alegría de padres, abuelos, tíos, amigos que trasciende la emoción no solo del título sino de sacrificio acumulado durante años hasta que da sus frutos.

Los vi llorar de emoción, no solo llegaron los pibes, sino ellos. Es mentira que sólo el pibe o la piba se va a la Facu, toda la familia entra en modo estudio, todo se racionaliza, se ahorra, se guarda para mandar giros a La Plata, Rosario o Córdoba.

La única igualdad real es la Universidad Gratuita, ahí en las escalinatas estamos en las mismas condiciones de empezar la carrera los pobres y los ricos, ahí está el talento, la fuerza y la garra de cada uno.

Tal es así, que también van los ricos porque la eligen por su calidad que hace que nos diferencie del resto de Latinoamérica.

Van porque saben que los 5 Nóbeles que dio este país fueron de la pública.

Entiendo que la odies porque te gustaría el de economía, pero que culpa tienen los pibes que fuiste a la privada.

Tampoco hay que culparla, es sabido que lo que natura no da, Salamanca no quita, la Universidad de Belgrano donde estudiaste tampoco.

Comentarios