LLOREN CHICOS, LLOREN, LLOREMOS, GRANDES LLOREMOS…

FIN. Cae el telón imaginario del último grande del Circo Criollo. Se despide, ya no del pueblo como cada año al que regresaba con sus cacharros y alegría sino definitivamente de las pistas de aserrín aportada por los carpinteros locales. Nació en Norberto de La Riestra, 25 de Mayo. ¿Quéeeee?

Noooo, PAPELITO es nuestro, de todos, de Salto, de Rojas, Junín o Pergamino, acaso El DIEGO es de Fiorito o de cada uno de nosotros. Llevo en mis oídos la más maravillosa publicidad, una mezcla de comprador de cosas viejas: compro lavarropas, cocina, señoraaa y el majestuoso avión del Circo Rodas en la costa. Escucho: lloren chicos, lloren… llegó el Majestuoso Circo Papelito, últimas funciones desde una camioneta raída por el tiempo, un parlante y un conductor y locutor, que además te vendía la entrada y Magia: un acróbata y un domador de perros pequineses, un gran payaso con zapatos rojos y blancos de clown.

Un presentador y humorista y más magia: todo eso en una sola persona, PAPELITO. El gran cultor del circo para zurdos, nadie dejaba de verlo por no poder pagar una entrada. Se despide. Tal vez no encaje en el mundo de hoy, seguro sus fotos no son instagrameables y hasta le harían bullying los del Circo del Solei o La carpa de Flavio Mendoza, pero a mi generación quién nos quita lo bailado.

La complicidad de su público, única, como aquella vez que anunciaba la presentación de LOS CANTORES DEL ALBA y cuando llegaba el momento salieron un par de gallos. Todos felices con la ocurrencia. Se va un grande, seguramente con menos ruido que cuando llegaba, se aleja un hombre orquesta o mejor un hombre circo.

En el segundo acto una reminiscencia del radio teleteatro, como el de Omar Abue, que escuchaba con mi abuela Adelina, el tipo hacia Juan Moreira. La gente sabía de qué se trataba pero concurría por ese sentido de pertenencia. Un mundo extinguido del arte popular menos ampuloso.

Entre tanto circo impúdico, entre tantas Wanda y L gante, Lemoines, biblias y calefón, en medio de homenajes a Inodoros en el gran circo de la política, nadie recoge el guante de homenajear a un grande. No hace falta, para la memoria sentida está el pueblo. Chau Papelito. FIN. O SEGURAMENTE PRINCIPIO, las leyendas así comienzan.

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