Hace 10 años moría el fiscal y como todos los años, o mejor dicho, como en todos los años que hay elecciones, la derecha saca al “muerto que siempre tiene en el placard” y lo pasean morbosa y políticamente por las tapas de los diarios y los canales propios o rentados.
Vamos a convenir que tienen una habilidad única para las necrológicas.
Manejan los muertos que siempre “casualmente” ponen otros, como en los años más oscuros de nuestro país.
Cuando no generan la tragedia la usufructuan. Así, usaron los 194 muertos de Cromañón para destituir a Ibarra y ganar la elección en la Ciudad de Buenos Aires, la que le había sido esquiva en 2003 a Macri habiéndole ganado entonces por paliza Anibal Ibarra. Juicio político en 2006, destitución, aprovechamiento del dolor: Macri Jefe de Gobierno en 2007.
Los zurdos son responsables de los muertos cuando gobiernan, cuando lo hace la derecha es el destino. Pongamos dos ejemplos, 2016 fiesta electrónica en Costa Salguero, Time Warp, 5 muertos y más de 40 intoxicados. Jefe de Gobierno, Mauricio Macri.
La analogía es impresionante, Ibarra es destituido por la impericia en su poder de policía.
Mauricio no fue ni procesado.
Muertos de primera y de segunda.
2014, Iron Mountain, Barracas, incendio trágico, 10 bomberos muertos, 17 empresarios y funcionarios procesados, jefe de Gobierno Macri a quien no lo rozó ni una ceniza.
Pasan los años pero las cosas no cambian mucho, como dice el refrán “el Gato pierde el pelo pero no la maña”, o el Zorro… no sé bien qué bicho es.
Las elecciones presidenciales son muy parejas en 2015 y nada mejor que un muerto célebre bien usado para inclinar el fiel de la balanza.
Un fiscal de la Nación, que investigó años la Causa AMIA sin más avances que los números de su cuenta en dólares en el exterior, hace una denuncia en un canal de TV, por pura coincidencia TN, culpando a la entonces presidenta CFK de encubrimiento.
El tipo deja a su hija en medio de un viaje de placer por Europa presionado por la actriz de reparto mejor capacitada en el manejo de muertos y otras yerbas, con basta experiencia en el tema que va desde bombas Molotov en los 70 a muertos en Estado de Sitio en el 2001 o militante acorralado por gendarmes en el sur, la siempre lista Bullrich y Laura Alonso, entonces Fiscal Anticorrupción que se olvidó de apelar como querellante todas las causas de su jefe, el dueño de la funeraria: Macri.
Cientos de llamadas de ambas al celular de Nisman que no se investigaron, en cambio ni una sola prueba que involucre a Cristina Fernandez quien terminó siendo acusada en forma periódica en cada elección.
Párrafo aparte merece el hecho que la culpan de un suicidio y cuando le gatillaron en la cabeza la hacen culpable de la simulacion de su propio intento de asesinato, aun cuando todos los camimos parecen conducir a Milman que a su vez conecta con la terminal Bullrich. Como en la publicidad de BA “en todas estás vos”.
La sociedad se partió en dos y la verdad se esfumó. Las especulaciones sobran pero los hechos mandan. Un muerto en el baño de su casa cerrada por dentro en un edificio con más cámaras y seguridad que mi pueblo.
Para “simular un suicidio” se necesita un arma aportada en la escena por el propio muerto, la pregunta inevitable: ¿cómo sabian los asesinos que Nisman iba a pedir el día anterior el arma a su asistente? .
Más allá de las especulaciones de detective trucho, que desde ya todos lo somos, como también sabemos economía o de fútbol, lo más llamativo es que sus hijas representadas en la causa por su mamá, Jueza Federal, renunciaron a ser querellantes. ¿Qué hijo no quisiera saber quién mató a su padre? Sólo se justifica dicho acto procesal con una conclusión: Nisman se suicidó. De todos modos no importa cómo fue sino cómo lo usó Mauricio para llegar a ser presidente.
Viéndolo a la distancia, muy a pesar de haber padecido un gobierno de derecha, estando en las antípodas de su pensamiento, del retroceso que implicó para el país, Macri nos hizo un favor que en gran parte debemos a Nisman.
Nos evitó el mal mayor: Scioli Presidente.
Al final de cuentas hay que mirar el vaso medio lleno.