El aborto legal es una cuestión de salud pública, no una cuestión religiosa.
A la iglesia la separo de Dios, - a partir de ciertos hechos, como la protección de pedófilos durante muchos años, nuestro Papa comenzó un cambio inverso - comencé a dudar de algunos de sus hombres y decidí que para hablar con Él no necesito intermediarios.
A lo largo de la historia en nombre de Dios, se cometieron atrocidades, desde condenar a Galileo a Las Cruzadas. Luego, gracias a Dios miles de años después la iglesia pidió perdón.
La iglesia en muchos casos crea la culpa y luego administra el perdón.
Dios creador de todo lo que nos rodea, se supone con esta lógica, creó a los científicos, a los investigadores, a los que nos dicen que el aborto evita la muerte de miles de mujeres y salva a otras miles de los daños que los mal hechos provocan.
Dios, que ama a los pobres ("bien aventurados los pobres, porque de ellos es el reino de los cielos") sabe que esta ley los pone en un pie de igualdad con los que más tienen, aquellos que pueden comprar las pastillas abortivas a $ 6000 pesos las 12 unidades, mientras los otros recurren a métodos caseros y medievales.
Dios sabe que sus hijos, aquellos cuyos valores morales están grabados a cincel como la tabla de Moisés, no abortarán aunque haya una ley que lo permita.
Dios sabe que no crecerá el número de abortos sino que los hará visible, porque hay cosas que no vemos o la hipocresía no nos deja ver, pero ÉL TODO LO SABE Y TODO LO VE.
Dios confía en sus fieles como nosotros confiamos en ÉL.
Por eso gracias a Dios, el ABORTO SERÁ LEY.